domingo, 17 de agosto de 2014

LA MÚSICA ES LA EXCUSA...



...para casi todo. El post de este mes sobre mis aportaciones a This is Rock ha estado muy cerca de ser una reflexión sobre el arte y la música, al menos durante el periodo de gestación por el que ha pasado esta entrada en mi cabeza. Iba a tener referencias a Robert Fripp, sobre cómo la afirmación de que la vida que el arte nos ofrece – en este caso, la vida que nos ofrece la música -, a veces da la impresión de ser más real que la vida misma. Iba a reflexionar sobre cómo ésto, a última hora (afortunadamente), no es cierto. Pero tampoco iba a resistirme a escribir cosas como que, para aquellos de nosotros que somos capaces de decir tonterías del calibre de “este disco / esta canción me salvó la vida”, falta muy poco para que, lo que nos pueda ofrecer la música, sea suficiente para suplantar a la vida real.


Menos mal que no lo he escrito ¿Eh? Y menos mal que tampoco he dicho aquello de que “en el negocio de la música, lo mejor es la música en sí”.


Bueno, lo mismo cuando la gente del TED me ofrezca dar una de sus suntuosas conferencias les desgrano un montón de detalles sobre mi (nuestra) relación con la música. Mientras llega ese día, decirles que el concierto de las “12 canciones tristes” superó mis expectativas, que espero dar buena cuenta de ello en el futuro vídeo promocional, que Junio de 2014 ha sido un mes excepcional y que... bueno, que estamos en Agosto. Empezamos aquí a coger, de verdad, para algunas cosas, el ritmo propio de un Peter Gabriel.

En todo caso, vamos al turrón de la revista. Que es de almendra ¿De almendra? Sí, de almendra.

Chris Squire

En un probable manual de “Cómo hacer entrevistas con músicos”, yo pondría como advertencia – en negrita y subrayado - “nunca entrevistes telefónicamente a alguien que está de gira”. A ver, una cosa es pillar al artista en persona antes (o después) de la prueba de sonido, y una muy diferente que te den un nombre falso acompañado por el teléfono de un hotel... en Dinamarca. Lo del nombre falso, me temo, que es una medida para evitar el acoso de los fans, lo cual puedo entender si es usted un ídolo de jovencitas pre-púberes, pero es más difícil de justificar si nos dedicamos a tocar el bajo en una de las bandas de Rock Progresivo más longevas y míticas del género.


Contactar con Squire fue una minúscula odisea telefónica, con todo, he de decir que alucino con el buen nivel de inglés de todo el personal hotelero danés, desde el paciente personal de recepción – que debieron de sospechar que lo mío era una broma a lo Bart Simpson / Bar de Moe durante la primera temporada de Los Simpsons -, hasta la señora de la limpieza que se encontraba haciendo sus labores cuando entré en contacto con la habitación de Squire.

El bajista, al igual que Howe hace años, no desmereció en absoluto su fama. Si el guitarrista, durante nuestra conversación en Málaga, se mostró como un señor un tanto maniático, no precisamente muy fan de las conversaciones, Chris confirmó su fama de tardón y despreocupado. Que conste que no lo digo como algo negativo, Squire es famoso – lean sino la desternillante auto biografía del batería Bill Bruford para confirmar -, por cuidar muchísimo los variados aspectos de su producción musical, detallista y pensativo hasta la nausea, lo cual explica por qué sus arreglos de bajo y voz son tan únicos. Para todo lo demás... ni Visa ni Mastercard, sino una actitud que se resume con la frase con la que empezó nuestras charla: “Oh, no tenía ninguna entrevista para hoy” (se va, pasan 3 minutos, se le oye hablar con alguien),“pues resulta que sí que tenía una entrevista para hoy ¿Puedes llamar otra vez dentro de 15 minutos? (Suspiro).


Pero nada de esto quiere decir que la entrevista en sí no fuera bien, Squire es un señor la mar de simpático, pero que vive al día, que nadie espere una memoria de elefante sobre los diversos avatares de la historia de Yes. Además, el motivo de la llamada era el nuevo “Heaven and earth”, un disco que... digamos que no lo puse demasiado bien en la reseña, o como dijo Fran Garcia en el programa de radio de This is Rock: “Francisco Roldán le da un palo a este disco”. Ahora bien, al igual que me pasó con Mike Oldfield, no tuve el valor de decírselo a la cara... o sea, al oído.

Tim Bowness

Hay gente a la que uno admira desde la distancia, deduciendo, por su obra y sus declaraciones a la prensa – pistas a veces engañosas -, que podrías tener una charla interesante con ellas. Y después llega el día y... es justo como te lo habías imaginado, sino mejor. Como no puede ser de otra forma, Tim – la mitad de No-man , siendo la otra el hiperactivo Steven Wilson – y yo empezamos a hablar de su disco en solitario que se supone que estaba por promocionar (el genial “Abandoned dancehall dreams”) para acabar charlando sobre... Almodovar y Neil Jordan, algo que, lógicamente, no iba a terminar en la versión impresa. Ah, bueno, también hablamos sobre el hecho de que tanto Tim como Wilson tienen entradas para los conciertos que suponen la vuelta de Kate Bush a los escenarios después de tres décadas ausente sobre las tablas. “Lucky you! Le dije, cuando tendría que haber dicho “Lucky bastard!” En otras palabras, mi particular momento de “yo también he sonreído cuando tenía que haberme cagado en tu puta madre”. Pero con cariño, claro.


Bowness es tan culto, educado y sereno como uno puede esperar, además de que, como muchos melancólicos, es de risa fácil, así que os exhorto a leer una entrevista en la que desgrana muchos aspectos de su obra, sus opiniones sobre el negocio de la música y la vida en general. Una de esas personas con la que se puede hablar de lo divino y lo humano sin problema.

Conciertos perfectos y viajes

Como parece que va a ser la tónica, en lugar de previas de los contenidos de la revista (decisión del dire), tenéis este post repleto de avances de los discos que reseño este mes, entre ellos un destacado sobre las reediciones de la carrera en solitario de Derek Sherinian, sí, el teclísta de Dream Theater que no es ni Jordan Rudess ni Kevin Moore.









Pero tal y como empezó esta entrada en el bitácora, la música es la excusa... para tragarse una buena cantidad de kilómetros. Como los que me hice para asistir a uno de esos conciertos perfectos que se pueden apreciar de vez en cuando: Pat Metheny en Córdoba. En mi reseña me explayo un poco más, pero ya les adelanto que me parece simplemente alucinante la magia que puede desplegar este señor a la guitarra, y pensar que, probablemente, la conjura noche tras noche...



Para redondear, servidor se fue a Madrid para ver al elegante Bryan Ferry, una de mis asignaturas pendientes de la música en vivo que, finalmente, he podido aprobar, y sí, me importaba más que ver a The Rolling Stones en directo. Ferry también triunfó, regalando todos los temas que uno podía esperar de su repertorio con, o sin Roxy Music, aunque si hubiera tocado más de los 90 minutos que ofreció, nos hubiera parecido igualmente corto.



En el caso de Bryan, lo que realmente me dolió es que traía al bajo a Guy Pratt, excelente músico que ha tocado con Madonna, Michael Jackson y, sobre todo... los Pink Floyd de David Gilmour. Yo no lo sabía (ciertamente había tocado en varias ocasiones con Roxy Music, pero no era consciente de que formaba parte de este tour), pero hubiera estado bien preguntarle por cosas como por ejemplo, el próximo – o mas bien no disco – de Pink Floyd, “The endless river”, si bien, me imagino que tampoco podría contar mucho sin enfrentarse a alguna reprimenda al volver. Pero conociendo su carácter bromista y que está casado con la hija de Rick Wright – extrañado teclísta de los Floyd -, probablemente hubiera dejado alguna joya en la conversación. Una pena. Tanto en el caso de Metheny como en el de Ferry, aquí en el blog tienen algunos descartes fotográficos de lo que no ha terminado en la revista, jalonando esta mismísima entrada.




Y hasta aquí este capitulo de auto bombo, como se puede comprobar, empezamos a retomar el ritmo de posts que no hablan sólo de la promoción desvergonzada de la revista, poquito a poco...

No hay comentarios:

Publicar un comentario