Vale.
AC/DC están en la portada, vale, los australianos, así como Queen o
Led Zeppelin suelen ser un buen reclamo para la revista, pero eso es
más un síntoma de cómo funciona el público que de cómo funciona
This is Rock. Si no fuera
así, no tendríamos una Interviu en España ni en Inglaterra serían
famosas las “chicas de la página 3” que ilustran los tabloides.
Puñetas, si hasta el sórdido de Rick
Wakeman se casó con una.
Pero
tal y como me dijo David
Sancious en su día “lo mismo pasa en Estados Unidos, tienes
que tener una portada con Hendrix cada seis meses”. Escribo esto,
además, cuando se ha levantado algo de polvareda por lo rápido que
se han vendido las entradas de los varios shows anunciados por AC/DC
en nuestro país. Bien, ya hay un artículo – no escrito por mí –
que resume perfectamente mi sentir al respecto, un asunto que
expandiré en la próxima entrada del blog. (Lo siento, no he podido
encontrar el artículo en cuestión, gracias Facebook por tu fabulosa
herramienta de búsqueda).
Si
bien todo lo anterior es cierto, como lo es que las cuatro
entrevistas que llevan mi firma tienen muy poco que ver con el Rock
and Roll convencional, pero, demonios, qué esperaban, como ya he
explicado en varias ocasiones, el Rock Progresivo arruinó mi vida...o la termino de arreglar.
Cheeto's
Magazine
Quizás
no sea la forma más propicia de empezar a hablar de una banda, pero
los Cheeto me engañaron al principio. Quiero decir, con tan pocas
referencias geográficas como las que adornan el libreto de su nuevo
CD – sí, los discos compactos siguen existiendo - y con una
pronunciación del inglés tan correcta, yo llegué a pensar que
Esteban Navarro y Cía podían ser, tranquilamente, estadounidenses
con ascendencia latina.
Pero
no, son de Cataluña y a la hora de escribir estos párrafos
comunican que han encontrado nuevo
batería, así que albricias y cuchufletas, porque eso significa
que “Boiling fowls” tendrá más opciones de ser interpretado en
directo y que cualquiera de nosotros los podrá catar en un futuro
cercano.
Además,
después de haberlos entrevistado puedo afirmar sin problemas que
tienen un sentido del humor tan a prueba de bombas como el que se
deja notar en su música, sus letras y en su completísimo diseño
gráfico que, ya les digo, no les va a dejar indiferentes. Además
con tantas referencias a los videojuegos como las que jalonan su
música, lo más probable es que, como yo, sean oyentes de Game
Over, y si no lo son... ¡Deberían serlo!
Devin
Townsend
Ya
hablé en una entrada
anterior de cómo, por motivos personales, tenía una relación
curiosa con la música del canadiense. Pues, para darle un giro aún
más curioso, cuando se produjo la llamada que ha terminado como
entrevista en este número, yo estaba en medio de una crisis
familiar. No voy a entrar en detalles, pero fue uno de esos días en
los que pensé “¡¡¿¿Pero puede pasar algo más hoy??!!!” En
todo caso, les puedo comunicar que todo salió bien, la crisis se
solucionó y pude hablar ¡Por fin! (la anterior entrevista tuvo que
ser por email) con el ex-lider de Strappin' Young Lad.
Devin
es un señor muy sincero (a veces demasiado sincero), muy explicito
(a veces demasiado explicito), algo que espero se transmita en las
páginas que ha llenado nuestra conversación. Y les recomiendo
encarecidamente Z²,
porque entre los dos discos contiene auténticos temazos.
Andy
Jackson
Hay
entrevistas con gente más o menos conocida que son para cumplir el
expediente, eso se nota, pero hay otras que devienen en una charla
amigable, en la que, si no fuera porque estás vía Skype, te da la
impresión de que podrías estar compartiendo anécdotas con un tipo
enrrollado que acaba de dar un buen bolo en un bar.
Eso
es más o menos lo que ocurrió con el ingeniero de
sonido-productor-y ahora músico en solitario, Andy Jackson. Aunque
dicho así el nombre lo mismo no os diga gran cosa, este hombre lleva
desde principios de los ochenta dándole a los botones en la mesa de
mezclas para un pequeño grupete yeyé llamado Pink Floyd desde que
otro técnico/productor insigne llamado James Guthrie lo contratara
como ayudante para los conciertos originales de “The Wall” en
1980.
Desde
entonces, Jackson ha escalado puestos hasta trnasformarse en uno de
los imprescindibles para el universo floydiano, el que no se lo
crea, que se lea la que considero una de las mejores - sino la mejor
-, biografía sobre el grupo que otrora liderase Syd Barret: “Pigs
might fly”.
Además
de ser coproductor del nuevo “The endless river” (estoy sopesando
que mi reseña de ese álbum implique mi estreno como Youtuber
¡Horror!), Jackson ha sacado disco bajo su propio nombre “Signal
to noise”, del cual tienen aquí una pequeña muestra (y más abajo
una mezcolanza de los lanzamientos de los que hablo en este número)
que, espero, les mole tanto como a mí.
Para
mi fue una gozada hacer mis habituales preguntas técnicas que sólo
nos importan a cuatro gatos. Ya sé que muchos de ustedes preferirían
que le hiciera un suculento cuestionario sobre si Gilmour y Waters
alguna vez llegaron a las manos... va a ser que no. Además, a mí me
ganó en cuanto me dijo que el primer grupo que realmente le impacto
fue Van der Graaf Generator... y entonces es cuando servidor se
permitió sacar pecho para contar cómo había entrevistado a Hammill
un par de veces.
Ah
sí, y también ha trabajado con un grupete maño... Héroes de
nosequé....
Umphry's
McGee
Un
día te llega un CD – sí, insisto en los discos compactos -, de un
grupo que te suena vagamente, y antes de darte cuenta ya estás
cantando los estribillos de sus canciones en el coche, buscando
información sobre ellos, dándote cuenta de que te enganchan y antes
de pestañear... ya tienes una entrevista cerrada vía Skype.
Esta
fue la última entrevista que hice cuando estuve en un estado fébril
hace unos meses, cómo conseguí mantener un discurso con algo de
coherencia sigue siendo un misterio. Tal y como le comuniqué a
Brendan Bayliss (cantante y guitarrista y que actuó como portavoz
del grupo) al terminar la conversación “voy a tenderme y dejarme
morir”, a lo cual él respondió “bueno, espero que esta
entrevista sea lo último que publiques antes de morir”.
Obviamente, lo dijo en tono de cachondeo – además, habíamos
estado hablando de Frank Zappa, figúrense -, aún así ¡Qué
cabroncete! Por cierto, reseñas a go-go:
En
todo caso, la primera llamada de aquel aciago día fue una que
podréis encontrar en el número de, ya, Enero de 2015. Una
entrevista que os puedo decir fue ÉPICA, y en la que aún me
encontraba lo bastante bien – al menos al principio -, como para no
quedar demasiado mal.
No
falla, hay una convocatoria para prensa, llego diez minutos antes de
la hora señalada y todo se empieza a retrasar, con suerte, unos tres
cuartos de hora. Llego en punto y... ya ha empezado todo. Éso es
justamente lo que ocurrió el pasado 24 de noviembre – sí, yo,
como siempre, con la última hora en el blog, pero, ey, para algo
está el tuiti – cuando
se presentó en la sala La
Fundición, en formato desayuno, la programación del Festival de
las Artes Escénicas de Sevilla, o feSt.
Teniendo
en cuenta la hora de la cita, – las once de la mañana – servidor
estaba ya más que desayunado, así que tampoco me importó mucho el
quedarme sin sitio (aunque la gente de prensa me lo ofreció muy
amablemente al poco de llegar, pero entonces no hubiera podido hacer
fotos), aunque estaba ya en el momento de matar por un café.
El
acto contó, desde el bloque de organismos oficiales con la presencia
de la delegada de cultura del Ayuntamiento, Maria del Mar Sánchez
Estrella, Alberto Mula, - Gerente de la Agencia andaluza de Artes
Escénicas -, de Victoria Guzman – directora técnica del área de
cultura de la Diputación de Sevilla – y de el director de
proyectos y actividades del Instituto
de la Cultura y de las Artes de Sevilla, José Lucas Chaves.
También
estaban presentes los nombres propios de los coordinadores de salas
que sirven de marco para este festival; José Maria Roca (director de
La Imperdible y Presidente
de Escenarios Sevilla), Pedro Alvarez-Ossorio (director de La
Fundición), Ricardo Iniesta (Centro
TNT), Ángel López y Elias Sevillano (Sala
Cero Teatro).
Y
sin olvidar a los artistas Asunción Pérez y Sebastián Haro,
quienes también quisieron apoyar la presentación.
Llegados
a este punto, ustedes ya habrán deducido que el perpetrador de este
bitácora se puso aquel día (y este, que lo estoy escribiendo), el
sombrero de comunicador cultural. Ustedes ya saben que aquí somos
más de conciertos con gente que toca en 13/14 o que canta como un
elfo castrado, pero oye, pero eso no quita para hacer más de una
visita habitual al teatro cuando se puede.
En
este respecto, y sin han mirado mi cuenta en Twitter, habrán podido
comprobar que asistí (y salí muy contento) del ciclo de Lecturas
Dramatizadas coordinado por la SGAE (a la sazón, también apoyo
económico del feSt), así que tengo muchas ganas de ver lo que
depara este Festival que se celebra desde el 17 de Diciembre hasta el
21 del mismo mes y se retoma, después del parón navideño, del 8 de
Enero de 2015 hasta el 27 del mismo, en el que se celebrará la
clausura con la entrega de Premios Escenario de Sevilla, de cuya
edición
anterior ya informamos en “El coche perfecto”.
Siendo
fieles a la realidad, también tengo ganas de ver a cuántas
funciones puedo asistir, porque, aunque la oferta es tentadora, como
muchos de ustedes, tengo dos limitaciones importantes: tiempo y
dinero. Sobre lo primero poco se puede hacer, sobre lo segundo, la
buena gente del festival ha ideado el “Menú degustación” - sí,
ya habrán comprobado que el motivo gastronómico está bien presente
en el diseño gráfico de la presentación, échenle la culpa a
MasterChef – esto es, por 30 euros ustedes pueden asistir a cuatro
estrenos de la programación. Lamentablemente, esto no incluye los
espectáculos infantiles.
Siguiendo
con el tema monetario, hay también una serie de precios reducidos
para estudiantes y jubilados además de ofertas especiales (ahora sí)
para adulto con niño ocupando un sólo asiento, así como
promociones en las entradas para la inauguración en el Teatro Lope
de Vega.
Poniéndome
a soñar – y ésta es la parte en la que me empiezo a separar del
formato “nota de prensa” - a mí me hubiera gustado que se
ofreciese una especie de Tarifa Plana, que por unos 100 euros diese
permiso a ir a todas las obras, por no hablar de que se instaurase un
Asiento VIP para poder asistir a los ensayos generales, hacerse fotos
con los actores... sí la clase de cosa que odio que se haga para un
concierto, pero que en un contexto teatral me parece más plausible.
Manías, supongo.
En
todo caso, y aunque Alvarez-Ossorio anunció que todos los
espectáculos eran de estreno absoluto en la ciudad, y aunque el
hecho de que ya llevemos 8 ediciones del Festival (recordemos,
coordinado por las salas privadas de la ciudad), ya es de por sí una
proeza, uno no se puede olvidar de que Sevilla es una ciudad un poco
traicionera con la cultura.
No
voy a hacer la clásica afirmación de que aquí el grueso económico,
en según qué fechas, se lo lleva la Semana Santa, el Rocío o La
Feria de Abril – por mucho que sea cierto -, más que nada para
evitar el típico grito de respuesta: “¡Ya está el alternativo
tocando los cojones!”
Pero
lo que sí es cierto es que la oferta cultural de la capital
hispalense a veces puede parecer excesiva para el municipio. Una de
las afirmaciones que se realizó durante el desayuno fue que se
quería que fuésemos una ciudad “del teatro”. El problema reside
en que también queremos, cuando llega el Festival
de Cine Europeo, que sea la ciudad del Séptimo Arte, y cuando
llega Territorios, que sea la ciudad de la Música. Todo me parece
respetable y lógico – por muy en desacuerdo que pueda estar a
veces con la programación del Film Fest -, pero no hay mucho
bolsillo, ni vida, que aguante todas y cada una de las ofertas
culturales. Ahora bien, esto es poco más que una pírrica queja, ya
que cuando uno examina la oferta de años (o décadas) anteriores,
era para, prácticamente, echarse a llorar.
Aunque
esto no sea Broadway – por cierto, no puedo dejar de seguir el
culebrón acerca del musical de
Sting, que ya saben que en este blog somos mucho del de
Newclastle
-, seguro que pueden ustedes ir a cualquiera de estas funciones con
las Converse y la camiseta de Los Ramones que usted cree que tan
molón o joven les hacen parecer. Que este no es un festival
encorsetado. Compren entradas y asistan, leñe.
“El
otro día la duquesa nos dio un susto”, con esas palabras, un
fotógrafo, sin él saberlo, me acababa de anunciar un declive en la
salud de Doña Cayetana Fitz-James Stuart, el cual, a diferencia de
en otras ocasiones, no iba a quedarse en ese mero susto, sino que
significó el comienzo de un adiós final a una mujer cuyo nombre
está innegablemente ligado a Sevilla. Ya sea porque fijara aquí su
residencia durante casi toda la vida, por lo mucho que se involucrara
en muchos actos sociales o religiosos, ya fuera porque, simplemente,
la ciudad, parece ser, le guardaba mucho cariño.
Escribo
estas líneas sin buena parte del sarcasmo habitual. Con la esperanza
de que salgan “al mundo” cuando ya hayan terminado los
innumerables golpes en el pecho, panegíricos y comunicados oficiales
que habrán jalonado los distintos medios, redes sociales así como
demostraciones públicas de afecto – o rechazo – hacia la figura
de La Duquesa de Alba.
Porque
es lógico y normal. Mis amigos de derechas incluso se habrán
personado en la capilla ardiente para mostrarle sus respetos,
mientras que mis amigos de izquierdas – sí, porque yo no soy tan
imbécil como para decir “yo no tendría como amigo a alguien que
pensara de tal o cuál manera”, ya que de todo aprende uno -, no
han perdido fuelle en llenar sus muros con reflexiones del tipo “¡No
os dejéis engañar, no era una mujer del pueblo, formaba parte de la
oligarquía que oprime a este país!”
Y
probablemente, los razonamientos para llevar a cabo esas
manifestaciones sean totalmente acertados. Bien por ellos. Uy,
perdón, sí, el sarcasmo...
Después
de la muerte de Doña Cayetana, de hecho, otro fotógrafo, al
coincidir en una “convocatoria” me comentó que se había
empezado a recolectar unos 8 euros para una corona que se enviaría a
nombre de la prensa sevillana. Decliné amablemente la invitación a
participar, no por tacaño, sino por dos razones: Primero para evitar
un acto de hipocresía por mi parte (lo explico más abajo), y
segundo, porque tal y como dije en voz alta “ya le rendiré
homenaje a mi manera”. Este es.
Pero
no quiero llenar estas líneas de ditirambos y parabienes a
posteriori. No tendría sentido, por mucho que a más de un
periodista o a más de un reportero gráfico se le llene la boca con
afirmaciones del tipo “yo es que he estado mucho tiempo a su lado”
- ¿Perdón? ¿Eso no tendría más sentido que lo dijera que lo
dijesen sus amigos más cercanos y sus familiares? -, a la hora de
hablar de La Duquesa, en realidad, yo tan sólo puedo ofrecer una
visión de cercana lejanía. Ésa a la que tiene acceso buena parte
de los que nos hemos subido una cámara al hombro para grabar a esta
mujer en algún momento.
Si
en la entrada sobre Sevilla
Magazine explicaba mi cariño por El Correo de Andalucía por un
hecho tan simple y fortuito como que hice las prácticas en dicho
periódico, sentir esa extraña cercanía por Doña Cayetana también
tiene que ver con que ella fue la primera persona “conocida” (las
comillas son por el eufemismo) la que grabé con una cámara
profesional, en este caso una Betacam SP – sí, han leído bien, en
esa liga jugamos – durante mi periodo inicial en una agencia de
noticias.
Lo
recuerdo bastante bien aunque se me escapen no pocos detalles. Fue en
Utrera, yo aún no me había sacado el carnet de conducir (si bien me
faltaba poco) y tuvo que conducir la redactora hasta la localidad
sevillana. Se inauguraba una exposición de objetos antiguos, algo
difícil de olvidar, ya que por el hecho de querer posicionarme
correctamente para una toma, le dí una patada a una especie de gong
arcaico, con el consiguiente ruido delator de que algo se había
caído al suelo. Ustedes ya saben, los cámaras siempre andamos así.
No
recuerdo lo que se le preguntó a La Duquesa, probablemente alguna
tontería sobre su vida privada, o la vida privada de alguno de sus
hijos, o de alguna ex-pareja de algunos de sus hijos, o... vamos,
nada que fuera a cambiar el mundo. De eso hace ya unos 8 años, sería
la primera de muchas ocasiones.
Pero
no se crean que soy capaz de responder a la pregunta de “¿Cómo
era Cayetana?” Primero porque yo nunca la nombraría sin añadir un
“Doña” por delante. No por sus innumerables títulos nobiliarios
– los cuales, sumados resultan en más de los que posee Don Juan
Carlos de Borbón, como no pocas personas que trabajan en los medios
han recalcado en múltiples ocasiones – sino por el mero hecho de
ser una mujer, una señora mucho mayor que yo.
En
mi caso, tan solo puedo aportar las cosas que he visto, aquellas de
las que puedo estar seguro hasta cierto punto, pequeñas historias,
pero, insisto, es mi homenaje particular.
Hasta
donde yo sé, y como suele ocurrir en estos casos, Doña Cayetana era
mucho más cercana o accesible que buena parte de la gente que le
rodeaba. Es un clásico: alguien famoso o rico es seguido por
personas que quieren salir en una foto a toda costa con el personaje
y se extralimita por hacerle la pelota. La Duquesa, como buena
presumida – y que conste que no lo digo como algo malo, sino como
un mero rasgo de personalidad – se dejaba agasajar por esta gente,
pero siempre me dio la impresión de que era muy consciente de
quiénes eran las personas que realmente eran sus amigas, entre
ellas, figuras públicas y algunos de sus empleados, por no hablar,
por supuesto, de su tercer marido, Don Alfonso Diez.
En
este punto, me gustaría tener un recuerdo para Manolo, su chófer de
muchos años. Un hombre eternamente preocupado porque su jefa – una
mujer para la que había trabajado durante casi toda su vida laboral
– no pasara malos tragos con la prensa, siempre intentando
despistar a los vehículos en los que iban subidos fotógrafos,
dispuesto a inducir a error a los redactores - “no hombre, yo he
traído el coche para otra cosa, La Señora no ha venido” - o por
no aparecer en televisión a toda costa, “a mi me borráis
después”, con la desafortunada profecía de “Esta mujer me va a
enterrar” (refiriéndose a la férrea salud de Doña Cayetana)
siempre en la boca.
Desafortunada
porque al final fue cierto, Don
Manolo falleció de un infarto a pesar de ser mucho más joven
que La Duquesa. Cosas de este loco mundo, cuando lo supe, yo no
estaba trabajando “en la calle”, pero me dio mucha pena, no era
una lealtad quebrantable la que este señor profería a Doña
Cayetana.
A
diferencia, me temo, de algunas personas de su entorno, para las
cuales la consabida frase de “30 piezas de plata” les vendría
incluso grande. Sí, lo que acabo de escribir es una de esas
crípticas afirmaciones que sólo yo entiendo. O no.
Pero
otra cosa que recuerdo de La Duquesa es que siempre estaba dispuesta
a darle la mano o unos besos a cualquier niño que le ofreciera un
caramelo – como el hijo de mi primo – o de asistir a una gala
benéfica para darle algo de notoriedad extra, aunque eso implicara
el mal trago de vérselas con algunas preguntas no muy agradables por
parte de los micrófonos de las agencias... y la gente que los
sujetaba, claro.
En
este sentido, La Duquesa era complicada de interpretar, cualquier que
haya visto “Aquí hay tomate”, recordará la poco disimulada
alegría que le deba a la mujer cuando veía a Miquel
abordarla en algún acto. Sin duda, tenía una capacidad innegable
para reírse de sí misma, aunque con toda probabilidad, reportajes
como el presentado por Toñi
Moreno – lo que Monegal
definiría como “un masaje” -, eran mucho más de su gusto. Con
todo, me da la impresión de que para Doña Cayetana, la prensa,
salvo algunas de sus amistades en los periódicos, era un mal
necesario.
Ahora,
echando la vista atrás, muchos dicen “La Duquesa fue una mujer que
vivió como quiso”, a lo que otros responden “claro, ella se lo
podía permitir”. Y ambos tienen razón, pero, insisto, hay
personas en una posición similar a la que estaba Doña Cayetana –
y me temo que sólo puede ser similar porque
no se me ocurre nadie que pueda estar en una posición realmente
parecida-, que llevaron y llevan una vida mucho más alambicada,
forzando una imagen de absurda respetabilidad.
En sus últimos años,
antes de que Don Alfonso entrase en su vida como pareja – y después
como esposo -, llevaba una rutina muy sencilla a diario: comer fuera
con sus amigas, ir al cine, hacer algunas compras en sus tiendas
favoritas (sobre todo de antigüedades) y, cuando se terciaba, acudir
a algún evento.
En
este sentido, hay una cantidad interesante de pequeños detalles y
anécdotas absurdas. Por ejemplo, Doña Cayetana iba mucho al Avenida
Cinco Cines, especializado en proyectar películas en versión
original subtitulada, y no precisamente de Hollywood. No sé cuántos
idiomas hablaba esta mujer, pero desde luego su elección de
géneros podía epatar al más pintado. En todo caso, uno de los días
que eligió esta sala, se pasó por allí su ex-yerno, Francisco
Rivera, justo en uno de esos momentos en los que todo el mundo
buscaba declaraciones de La Duquesa. El torero no estaba haciendo
otra cosa que sacar su perro a pasear (vivía muy cerca del cine en
aquel entonces), y los fotógrafos bromearon con él para que se
esperase a que Doña Cayetana saliera y se hicieran una foto los dos
juntos. La cara de Francisco de “ehhh, mejor no” era digna de un
marco. En aquella época, el hijo de Paquirri ya había hecho un par
de gestos públicos que vaticinaban el deterioro de su relación con
Eugenia Martínez de Irujo.
Otra
historia relacionada con su afición tiene que ver con la época en
la que el Multicine de Camas se transformó en su predilecto: vimos
desde la puerta de acceso a las salas que llegaba al final del
pasillo y torcía a la derecha. Preguntamos a la gente del cine qué
salas había en ese lado, más por mera curiosidad que por auténtico
interés periodístico. Resulta que podía haberse metido en la 13 o
la 14, en una estaba “Death
Race” (con lo cual nos metemos en territorio más típico del
blog) y en la otra... “Camino”.
Aunque
me haga mucha gracia imaginarme a Doña Cayetana viendo una cosa tan
salida de madre como “La
carrera de la muerte”, la realidad era que se metió a ver el
film de Fesser. Nuestra vida como trabajadores de los medios se
hubiera vuelto mucho más interesante si le hubiéramos preguntado a
La Duquesa qué opinaba de un largometraje que daba una visión tan
poco amable del Opus Dei. Pero, probablemente había asunto de
importancia mundial mucho más interesantes por los que preguntar,
como algún fuego cruzado de declaraciones sobre alguna nimiedad
privada.
Pero
una pequeña tontería que a mi me sirvió de revelación fue el
intercambio de palabras que tuvo La Duquesa con el otrora alcalde de
Sevilla, Don
Alfredo Sánchez Monteseirín. Estábamos en una entrega de
premios – la del Festival de las Naciones, si no me equivoco - y
tanto la duquesa como el edil llevaban unas cuantas citas durante la
misma semana, lo cual provocó el siguiente intercambio de palabras
durante el posado con Don Alfredo para la prensa:
La
Duquesa: Hay que ver que nos hemos visto Lunes, Martes y Miércoles.
Alcalde:
Bueno, pues nos tendremos que inventar algo para vernos el jueves.
Tras
lo cual Doña Cayetana se echó a reír, una buena carcajada
completamente sincera. Y ese detalle siempre me ha hecho pensar que
esta señora había visto pasar a gobernadores civiles, alcaldes,
obispos, presidentes... distintas ideologías, distintos tiempos,
distintas zonas de influencia. Pero todos se acababan haciendo una
foto con ella, como si fuera una distinción, por eso mismo no pude
evitar la tentación de pedirle hacernos una foto juntos hace años
durante su asistencia a una de las ediciones del Rastrillo Nuevo
Futuro en el hotel Meliá Lebreros.
Y
sí, Tom Cruise, también tiene una foto con La Duquesa. Un día
hablaremos de la pesadilla que fue para los medios el rodaje de
“Knight and day”.
La
cuestión es que La Duquesa siempre estaba ahí, no era un bastión
de ningún viejo régimen, creo yo, ni tampoco pretendía ser un
símbolo de la mujer independiente y moderna. Simplemente vivía,
cierto, lo tuvo más fácil que la mayoría de nosotros para ser
madre de cinco y casarse en tres ocasiones, pero supongo que la
endereza con la que superó algunas desgracias personales sirven como
reflejo de aquella vieja verdad que dice que hay cosas que no puede
comprar el dinero.
Pero
sí, las penas con la barriga llena son menos pena. Ahora bien ¿Qué
se supone que tenía que haber hecho? ¿Vender todas sus propiedades
y mudarse a un pisito en el extrarradio? Yo no lo acabo de ver...
Ya
he mencionado a sus hijos, me gustaría resaltar que la relación que
estos han mantenido con la prensa ha sido mucho más complicada que
el pulso ambivalente que su madre siempre mantuvo con los focos y los
objetivos.
Pero,
observado con frialdad ¿Cómo han podido nunca creer que la atención
mediática no iba a centrarse en sus vidas en un momento u otro?
Además de ser los retoños de una Grande de España, cada uno tuvo
su buena ración de bombas informativas, incluso si no eran
provocadas por ellos mismos.
Eugenia
se casó con, no sólo un torero, sino con el hijo de una mujer que
no pocos llamaban “La
reina de corazones”, Cayetano mantuvo una relación muy pública
con Mar
Flores – fugaz pero intensa acaparadora de portadas en el papel
cuché -, mientras que Jacobo se casó en segundas nupcias con una
ex-presentadora de
televisión. Y eso por no hablar de rumorologías, traiciones por
parte de supuestos “amigos” en la prensa u otros disparos a
ciegas por parte de contertulios o comentaristas.
En
este sentido, la actitud de Don Alfonso Diez siempre me ha parecido
la correcta: nunca ha dado motivos para pensar que su afecto nacía
de cualquier tipo de interés. Aunque en muchas cabezas no cabe que
semejante relación, la que mantuvo con Doña Cayetana, tuviese una
explicación racional – ustedes no saben nada de Edith
Piaf ¿Cierto? -, yo tengo muy claro que, más allá de
chascarrillos malintecionados, este hombre sentía (y siente) un
cariño por La Duquesa que se puede traducir fácilmente en múltiples
términos que resulten más digeribles para nuestras bienpensantes
cabezas: “Amor otoñal”, “Ella necesitaba alguien con quien
estar, ahora que cada hijo hacía su vida”...
Educado
pero sin hacer ninguna declaración que se prestase a ser
interpretada de un modo extraño (ya hay demasiada gente con un
máster en esas lides), Don Alfonso siempre ha sabido mantenerse como
el discreto acompañante que nunca pudo ser. Desde aquí mi más
sentido pésame.
Pero
antes de acabar esta entrada me gustaría compartir tres imágenes.
La primera no la tengo a mano, pero espero que tengan capacidad para
imaginársela. Cuando La Duquesa tuvo que pasar en una ocasión por
quirófano, todos sus hijos acudieron a la Clínica Sagrado Corazón,
LA clínica privada de Sevilla. Y aquello, desde mi humilde punto de
vista, fue LA foto de la operación: alrededor de una mesa, los
herederos de una inmensa fortuna, tomando café como cualquier
familia preocupada porque una intervención salga bien. Sí, vale,
como cualquier familia con dinero para costearse una clínica
privada.
La
segunda corresponde a, precisamente, la entrega de premios solidarios
de El Festival de las Naciones, en el Hotel Alfonso XIII. Como me
señaló una periodista que había entrevistado a Doña Cayetana en
múltiples ocasiones, le gustaba mi foto porque “era muy ella”.
Sin duda no es una foto simpática como en la que salimos los dos
sonriendo. Empero, a mí, como a mucha gente que alguna vez ha tenido
una cámara entre las manos, La Duquesa me ha sonreído, me ha
gritado (literalmente, al menos todo lo que podía a su edad), me ha
ignorado y ha respondido sin problema algunas preguntas que me ha
tocado hacerle. En cierta ocasión – de la que no tengo prueba
documental, lamentablemente -, me llegó a decir que a ella no había
ni que andarle detrás ni nada por el estilo porque, según sus
propias palabras “no soy una persona pública”.
Como
ustedes se pueden imaginar, semejante afirmación me dejó un poco
perplejo – sí, ya sé que ustedes están pensando en una expresión
equivalente a “perplejo” pero no voy a usarla en este post -, ya
que, para mis adentros me pregunté “Bueno, si ella no es una
persona pública ¿Quién lo va a ser???”
De
ahí que quiera terminar con el siguiente vídeo, que es, de hecho,
cómo quiero recordarla. Les explico, era la primera vez que veía a
Doña Cayetana después de las “vacaciones”, La Duquesa había
pasado parte del periodo estival en Madrid, donde, según sus
empleados, siempre se aburría un poco porque no tenía las amistades
de las que podía disfrutar en Sevilla.
Yo
estaba casi al final de un periodo en una agencia y Manolo salió a
la puerta para pedirme que no siguiera a su coche, que su jefa tan
sólo iba a ir a una tienda de antigüedades para volver al rato, por
lo que le gustaría poder visitarla tranquila. Accedí, no recuerdo
si a cambio de que me atendiese a la vuelta o si eso fue proposición
del propio Manolo. La cuestión es que su Volvo, con los cristales de
atrás tintados, salió sin que mi cámara saliese de la mochila.
Jugándomela un poco, todo hay que decirlo, en ese momento no había
ningún cámara, fotógrafo o periodista cerca, o mejor expresado, no
daba la impresión de que hubiese ninguno cerca.
Al
rato, volvió el coche, y tal como se puede ver en el vídeo, se
para, el cristal empieza a bajarse y Doña Cayetana me sonríe. De
hecho, me da las gracias y... me miente. Por escrito se pierde un
poco la intención, no es un “me miente” con un tono dolido sino
más bien en plan “¡Y va y me miente!” Ya que a mi
pregunta-pefecta-para-ganar-un-Pulitzer “¿Se va usted a casar?”
Ella me contesta “no”, aunque, en honor a la verdad, redondeó la
respuesta con un “no quiero hablar de nada en particular”. Pero
sí, planeaba casarse.
Odio
los artículos sobre personas que acaban de fallecer que se cierran
con un “fue un amasijo de contradicciones, como todos nosotros, en
el fondo, una persona”. Pero en esta ocasión en particular me
permito parafrasear a un amigo que, como a veces ocurre (si bien, no
tan a menudo como me gustaría) dio en el clavo en su estado de
Facebook: “Con admiradores y detractores, ha muerto una madre y una
abuela”.
Ricardo Castillejo, Rosa Lopez y José Antonio Muñoz
No
lo dijo de forma directa, pero cualquiera que escuchase el discurso
de Antonio Morera y Vallejo durante la velada en la que se entregaron
los premios “Favoritos 2014” - otorgados por Sevilla
Magazine el 20 de Noviembre, que nadie diga que en este bitácora
no vamos a nuestro ritmo -, pudo entender una verdad muy sencilla:
que vivir del periodismo estos días es un camino angostado por
arenas movedizas.
Antonio Morera Vallejo
Empero,
se podría decir que vivir de cualquier profesión es igualmente
difícil actualmente. Es verdad, pero también lo es que el sector de
las comunicación ha sufrido sobremanera. Como me comentó un
conocido hostelero sevillano “yo sé freír un huevo”, como quien
dice que eso es lo realmente importante, y por lo tanto, el señor
que consigue que se hable en la prensa de lo bien que hace los huevos
fritos en su negocio, cuando la crisis empezó a apretar, fue el
primero en salir por la puerta.
En
fin, en este blog hemos hablado (mucho) de Rock
Progresivo, de películas vergonzosasy de Chipre– por coger tres temas al azar -, pero ya hacía mucho que no
hablábamos de saraos socioculturales. Ya era hora de volver por esos
fueros.
Soledad Giménez y Elisabeth Reyes
Como
también explicó Don Antonio durante su parlamento, Sevilla Magazine
es una publicación amable. Como el lector medio de este bitácora –
si existe tal cosa - ya sabe, aquí tratamos las cosas de un modo que
se puede definir con muchos adjetivos, entre los que, con toda
probabilidad no se encontraría “amable”, por lo tanto, una
revista como esta podría considerarse nuestro enemigo natural.
No
tanto, cierto es que tanto los contenidos como buena parte de las
personas que han protagonizado las portadas de SM se hallan en las
antípodas de los temas que solemos tratar aquí. No obstante, hay
que considerar dos cosas: que la revista se entrega con El
Correo de Andalucía, cabecera decana en el periodismo sevillano
– donde yo hice mis prácticas de fotógrafo, por lo que le guardo
un cierto cariño -, y que yo soy de los que se suele quejar, en
simples conversaciones diarias, de que debe existir otra forma de
tratar la crónica social que no desemboque en los aguaceros fecales
que suelen llenar horas y horas de programación televisiva. Dios nos
salve.
Por
lo tanto, entendemos que Sevilla Magazine cumple una función y la
cumple perfectamente. Poco que objetar, entonces.
Victorio y Lucchino acompañados por la representante de Clinicas Vitaluz
Pero
tal y como comenté al principio de esta entrada, el motivo principal
de la reunión era la entrega de los Premios Favoritos, en los que se
premió a distintas – y distinguidas – figuras de la moda y de la
música. Con el reciente fallecimiento de Cayetana Fitz-James Stuart,
Duquesa de Alba, no fueron pocos los que tuvieron a esta señora en
su recuerdo, empezando por el presentador de la gala, Ricardo
Castillejo y por los premiados diseñadores Victorio y Lucchino,
estos últimos, por cierto, no se bajaron del escenario sin afirmar
que, si bien estaban tristes por la pérdida de una mujer tan querida
en la capital hispalense, ya tendrían tiempo de compartir los buenos
recuerdos con aquellos que los quisieran escuchar.
Victorio y Lucchino
La
modela malagueña, Elizabeth Reyes, también subió a las tablas para
recoger su premio, con ese pelo ultra recogido que suele llevar en
esta clase de eventos – apuesto lo que quieran a que es la clase de
comentario que no se esperaban de mí ¿Verdad? - y especialmente
después de haber contraído matrimonio este año con el futbolista
Sergio Sanchez.
En
el apartado musical empezamos, tal y como se hizo durante la entrega
de galardones, con la que atesora menos experiencia, la
insultantemente joven – juventud a la par con su timidez a la hora
de ofrecer unas palabras de agradecimiento – Maria
Parrado. La cual recibió el, lógico por otra parte, premio como
artista revelación.
Soledad
Giménez – ex-Presuntos Implicados y artista en solitario de
pleno derecho - fue la siguiente en recoger su galardón. Durante su
corto discurso hizo hincapié en la pasión con la que se hacen las
cosas aquí en el Sur. La pobre tuvo un pequeño problema a la hora
de bajar del escenario que estuvo cerca de costarnos la anécdota de
la noche, pero como cantante experimentada, supo recuperar el
equilibrio a tiempo.
Aunque me hice una foto con ella (miren mi Tuiti ¡Recámbanos!, no me dio
tiempo a contarle lo mucho que disfruté su concierto que los
Presuntos en el desaparecido recinto El Palenque – en la sevillana
Isla de la Cartuja, donde también pude ver a Revolver en su día -,
ni pude comprobar si era cierta una historia, según la cual, ella y
su hermano se quedaron sin entrada para un concierto de Peter Gabriel
de la gira del “So” (1986) y tuvieron con conformarse con
escuchar el show desde la puerta del Palacio de Deportes... aunque de
haberme dicho que sí, yo le hubiera podido contestar que tengo una
historia parecida, al menos por haber pasado una noche entera en la
calle “por culpa” de Peter Gabriel.
Por
cierto, otra conexión con el progresivo, Presuntos, en su disco en
directo, hicieron dueto con Randy Crawford para su versión de
“Fallen” Y...¿Con quién cantó también la magnifica Randy?
Correcto, Steve Hackett ¿Les he dicho ya que ADORO a Steve Hackett?
Rosa
Lopez, con una imagen que dista mucho de la que lució en aquella
primera edición de Operación Triunfo – antes de que el programa
sirviese de trampolín para nuestra versión castiza de Simon Cowell,
esto es, Risto Mejide -, pero con la efusividad natural de la que
siempre ha hecho gala, agradeció al magazine haberla elegido como
protagonista de la portada del primer número.
Finalmente,
Paloma San Basilio. Si Ricardo tuvo palabras de agradecimiento a
todos los que hacen posible Sevilla Magazine, la voz de “Evita”
en español no tuvo problemas en mostrar su auténtica devoción por
Castillejo al afirmar que le gustaría “tener uno como él en la
mesita de noche”. De esta mujer poco se pude decir, vale, aquí
somos más de solos de guitarra en 13/14 y de dobles discos
conceptuales, pero rara es la ocasión que uno no silba, sin venir a
cuento, el celebérrimo “juntos, café para dos” cuando anda por
la calle.
La
vocalista guarda una relación muy estrecha con Andalucía, por pasar
buena parte de su tiempo aquí y porque su familia proviene de la
comunidad, así que su colección de recuerdos – de hecho, hace
poco presentó su auto biografía – está íntimamente ligada a
esta tierra.
Y
así transcurrió una noche agradable y llena de pequeñas alegrías
¿Ven? Yo también sé hacer artículos amables. No se acostumbren...