miércoles, 10 de abril de 2013

CHIPRE



Chipre, detalle turístico 




Yo soy de esos pelagatos a los que les gusta señalar que la opinión pública es muy manipulable, todo depende del periódico o contertulio que te explique la noticia.

La crisis económica en Chipre es un buen ejemplo. Esa nación, esa islíta de la que solo sabíamos durante el reparto de puntos en Eurovisión, se encuentra de buenas a primeras (por lo menos para la opinión pública española), con lo bancos cerrados, limitación a la hora de acceder a sus ahorros a través de los cajeros y una “quita” - término apocalíptico a partir de ahora - en las cuentas, aunque posteriormente esta medida se endureció aún más en el líquido que supere los 100.000 euros. Lo que viene siendo un “corralito”,y después en un “doble de corralito para gente con demasiado dinero”.

Estas medidas, auspiciadas por la Unión Europea (o mas bien, el Banco Central Europeo), el Fondo Monetario Internacional, y el propio gobierno chipriota, son las desesperadas acciones que se acometen para salvar a la nación de la caída libre en la que está inmersa su economía. Lo que viene siendo un “rescate”, aunque muchos entendamos que se trata mas bien de un “secuestro”.

Primera reacción de algunos: Chipre no se merece esto, Chipre es la enésima víctima de una gestión económica laxa, Chipre está sufriendo las consecuencias del despilfarro por parte de sus dirigentes, Chipre va a ser hundida en pozo negro del que le va a costar mucho salir, este rescate supone un golpe de gracia a la isla. Pobre Chipre.

Ah, pero esta nación cuenta con un aliado mas temible que la pequeña aldea gala que soportó el asedio de los romanos durante el punto álgido de la expansión del Imperio en viñetas: Rusia. Por lo visto, muchos mandamases, oligarcas y gente cuyo saldo en las cuentas chipriotas son múltiplos de 100.000 euros – difícilmente personas honradas, debemos entender - son oriundos de la antigua Unión Soviética. Los rusos no parecen estar solos en este sentido, la liberal legislación sobre impuestos de Chipre parece haber promovido este éxodo de gente con cartera abultada. Lo cual hace reflexionar sobre el corte de mangas de Gerard Depardieu al gobierno francés, cuando emigra hacia las tierras de Tolstoy, en pos de su propia amnistía fiscal... Si alguien que no va precisamente descalzo, como el protagonista de “Matrimonio de Conveniencia” decide poner su dinero en cuentas rusas, ¿Qué clase de capital manejan los que han repetido la jugada en suelo chipriota?

¡Chúpate esa, Hollande!

Que el gobierno de Putin - básicamente, sigue siendo "el gobierno de Putin" - exprese su apoyo a esta pequeña nación, añadido a que los parlamentarios de la misma se cierren en banda frente a las demandas del FMI y la UE provoca otra oleada de reacciones: Chipre echa mano de sus matones Dimitri o Ivan – o más exactamente, Vladimir -, para defenderse, Chipre chulea a Europa, Chipre oculta dinero negro proveniente de Dios sabe dónde, Chipre juega sucio, Chipre es la aliada de las mafias, Chipre mala, Chipre caca, así se hunda en la mas absoluta miseria.

Si yo fuera un conspiparanóico (que lo soy, yo pienso que los mismos extraterrestres que mataron a Kennedy construyeron las pirámides y han diseñado la actual crisis económica mundial para así poder quedarse con... ¿nuestros cerebros? Si, eso mismo), creería que estos vaivenes en nuestra percepción sobre la crisis chipriota son en realidad, jugadas de los Iluminati, cortinas de humo para ocultarnos un mal mayor sobre el que nos quieren mantener ignorantes, les doy a elegir: puede ser que Corea del Norte realmente la pueda liar parda con sus amenazas bélicas o puede ser que se esté preparando a Bruce Willis y a Steve Buscemi para frenar a un meteorito que se acerca peligrosamente a la tierra y del cual, nadie sabe nada.

Sí, escribo "Iluminati" en Google Images y sale esto...

Frente a estas posibilidades, hay un ejemplo mas triste: el “corralito” chipriota se inició durante un fin de semana – no hay día bueno para estas cosas, pero hay que tener mala baba para bloquear las extracciones la tarde de un viernes -, posterior a la elección de un nuevo pontífice de la Iglesia Cristiana. Cierta publicación impresa que sale a diario, a la cual algunos llaman con desprecio “La Hoja Parroquial”, decidió que era mejor dedicarle la portada del Domingo a unas declaraciones del recién elegido Papa. Había que indagar en el número de la edición hispalense para encontrar una cobertura de la crisis de nuestros vecinos, siendo especialmente chocante hallar una firma del actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy (o de la persona de su gabinete de prensa responsable de estos artículos), sobre la eterna aspiración de Madrid a ser ciudad Olímpica, acompañada por un diseño infográfico de un futurible Estadio Olímpico (¿y el de La Peineta en el que yo vi a Paul McCartney? ¿En qué queda?). La reacción lógica ante la firma, por lo menos desde mi punto de vista, sería: “De verdad, Mariano, ahora no es el momento para preocuparse de estas cosas, de verdad que no”.

Si esto fuera el Mondo Brutto, haría un comentario jocoso sobre lo oportuno de unos ripios de Antonio Burgos, o de unas rimas de Barbeito, pero aquí no se trata de hacer suposiciones tontunas sobre unos profesionales que realizan su trabajo de forma eficaz y cuyas opiniones no tiene por qué coincidir con la línea editorial. Es dicha línea editorial la que choca. Que un periódico de tirada nacional y buenas ventas decida dar la espalda de forma tan fulminante a lo que muchos convendrían es la actualidad, hace suponer que el equivalente a un Randolph Hearst de nuestros días es una suerte de chimpancé enviado por los rusos al espacio – para mas INRI – que ha vuelto en un estado de evolución tan avanzado que resulta incomprensible para nosotros, dando sus instrucciones sobre portadas y artículos a publicar entre gritos guturales, vestido con un uniforme de templario.

Estampa aleatoria de políticos españoles bromeando, I

Tonterías aparte, y volviendo a Chipre, el (al menos inicial), apoyo ruso y el bloqueo por parte de la propia clase política isleña a las condiciones del rescate, generó unas advertencias de inminente desastre por parte de los tecnócratas europeos, lo cual probablemente provocó la siguiente pregunta retórica en mas de uno: ¿Realmente se pueden poner peor las cosas?

Bueno, a veces, después de caer a lo mas bajo, se puede escarbar, afortunadamente – por decir algo -, al final se llegó a un acuerdo que implica, ademas de la quita o las habituales reducciones de la plantilla de trabajadores públicos, la transformación de dos de las entidades bancarias más importantes de aquel país en iteraciones buena y mala de los bancos. Para que después yo me queje de que lo único que hace la terminología de marketing es utilizar gerundios en inglés. Como marketing, por ejemplo.

En este sentido, involuntariamente, Chipre se ha transformado en un triste ejemplo de nuestra desastrosa política económica internacional y las reacciones que ha suscitado también ponen en evidencia nuestra egoísta – por lo cambiante – percepción que tenemos de estas medidas. Porque, obviamente, en España, que siempre parece que somos los siguientes en la lista para sufrir una intervención económica de semejante severidad (recordemos que estamos siendo rescatados ma non troppo), nos preguntamos si puede pasar algo parecido.

Cuando el corralito primigenio, el argentino, sucedió, muchos preguntaron si algo así podía suceder en nuestra, cada vez menos, piel de toro. “¡Por supuesto que no, hay un fondo garantizado!”, dijeron, después los rescates con medidas de austeridad asfixiante llegaron a Grecia, pasaron en un modo un tanto más suave a Irlanda y Portugal, con lo que quedaba muy poco para que después nos tocara a nosotros. Aunque aquí parece que estamos aguantando el tirón (a nivel macroeconómico, quiero decir, porque los indices de paro y los desalojos hacen suponer otra cosa), las continuas “equivocaciones” sobre los efectos de la crisis preocupan, y mucho.

Pongámoslo así: si lo que sucede diariamente en algunas partes de África o Camboya o lo que pasaba en la Libia de Gadafi cuando era nuestro colega, hace de nuestra Declaración de Derechos Humanos una broma pesada, una comedia de errores que produce lloros, entonces, lo que ha pasado en Chipre transforma la moneda única, nuestra cacareada Constitución Europea - ¿se acuerdan de la que montamos para impugnarla?- y el Mercado Común en algo tan útil como la información nutritiva del envoltorio de un chicle sin azúcar.

Y ahora viene la parte que yo creo que es un sketch montado por los miembros de Monty Python que siguen vivos.

Seguro que tienen algo que ver

Preocupado por los militares destinados en Chipre – para bien o para mal, se trata de un país con una situación estratégica -, el gobierno británico decidió enviar dinero en compartimentos blindados, dinero británico en metálico y blindado para sus soldados, no fuera a ser que tuviesen sus ahorros en malvadas entidades bancarias chipriotas. Como las ayudas de comida y medicamentos que suele dejar caer la ONU en paracaídas sobre zonas en conflicto, pero con un poco menos de riesgo de ser robadas por las guerrillas, ya que aquí las escoltan hombres y mujeres con armas de fuego.

Bien, aquellos de nosotros que hemos ido a la universidad, que escuchamos al taurino Carlos Herrera por la mañana, a la anti taurina Julia Herrero por la tarde o la SER, o hasta la COPE para contrastar, que llegamos a hablar de nosotros mismos como “progresistas liberales” en una suerte de intentona de conciliar la justicia social y el progreso económico, que leemos dos periódicos (y no, no me refiero al MARCA y al AS), que nos consideramos “inteligentes” hasta cierto punto, solemos adoptar una actitud condescendiente cuando un niño o alguien con solo el Graduado Escolar nos dice “Y si no hay dinero ¿Por qué no imprimen más?”

Con una sonrisa desinflada, articulamos lentamente un “es un POCO más complicado que eso, me temo”, ¡como si lo tuviéramos clarísimo! Y entonces desarrollamos una de esas explicaciones sobre mercados, Euribors, y burbujas inmobiliarias que hemos extraído a partes iguales de Españistan, Simiocracia, algún libro de economía para Dummies escrito por un tecnócrata mediático o un colaborador de Intereconomía. Porque al final, culpamos igualmente a Aznar, que a Zapatero, a Draghi, Rajoy o a Mourinho. Estoy seguro de que Mou tiene algo que ver con todo esto.


El movimiento inglés le da en toda la cara a nuestras sesudas explicaciones inspiradas por “Inside Job” con el calcetín sudado de la obviedad que solo un “Bob Esponja” podría exhibir. Curiosamente, lo que llega a Chipre son unos (cada vez) más denefestrables (sic) euros en lugar de vigorosas libras esterlinas, cosas de esta unión nuestra, supongo.


El problema ya no es ni siquiera explicar cómo hemos llegado hasta aquí, pero conviene hacer un pequeño apunte. Cuando la crisis argentina devino en la limitación para acceder a los ahorros, tanto los niñatos sociatas como los pijos de mierda, tuvieron el descaro de señalar con el dedo a los propios ciudadanos de la nación sudamericana como responsables de la situación, en base a explicaciones tan peregrinas como “eso pasa por tener el dinero guardado debajo del colchón”. Que es lo mismo que “esto pasa por haber vivido tanto tiempo por encima de nuestras posibilidades”. Hay que ser gilipollas.

Con todas nuestras intelectuales teorías de cómo hemos llegado a la lamentable situación actual, creo que podemos extraer que, como siempre, todo se debe a una concatenación de hechos en la cual se mezcla la pobre gestión del dinero público, la pobre gestión de los préstamos hipotecarios por parte de las entidades bancarias, la pobre gestión de las fusiones de dichas entidades y sí, me temo que también hay algo de la pobre gestión de nuestra economía doméstica, pero no todo. Pero creo que la palabra clave es “gestión”.

Pero la gestión de la crisis chipriota es preocupante en otro sentido, por lo general, unas medidas de restricción tan severas suelen producir un “efecto rebote” de ilegalidad que multiplica el consabido “hecha la ley, hecha la trampa” por un factor de decenas de millar. En otras palabras, la gente que tiene Ferraris y más de 100.000 euros en su cuenta corriente – insisto, dos factores que transpiran maldad intrínseca -, ya ha hecho una jugada bastante peregrina al meter sus vastos ingresos en un cuentas de la isla, ¿qué no harán para proteger sus capitales? Es lo mismo que las limitaciones de nuestro gobierno para realizar operaciones en metálico o para declarar cuentas en el extranjero, por no hablar de las amnistía fiscal. De acuerdo, salen muchas sonrojantes maniobras antiguas a flote, pero me resulta difícil creer que no se están maquinando otras tantas por lo que pueda pasar en el futuro.

Ademas, si la fragilidad económica de Chipre se debía, en parte y según algunos analistas, a su economía “de casino”, - es decir, impuestos bajos para que, por ejemplo, los rusos ricos pudieran burlar la hacienda de su país -, entonces ¿Para cuando un rescate de Suiza? Sí, yo también me he reído mucho al escribir esto, no se crean... sobre todo porque Suiza no pertenece a la UE.

Lo mismo podría decirse de las Islas Caimán, pero en el fondo, todos estos son pespuntes, a mi lo que me preocupa no son los grandes capitales de Europa del Este y más allá, ingresados en Chipre, sino su equivalente al señor y la señora García que no pueden sacar del banco el dinero de su alquiler porque tenían que comprar alguna otra cosa y por la absurda quita tienen que hacer esperar a su casero, el cual, lo mas seguro, es que no se encuentre especialmente boyante.

Afortunadamente, y en contraste con el enfadado ascenso de la ultraderecha griega, da la impresión de que la solidaridad entre ciudadanos parece ser la reacción habitual en la isla, pero resulta especialmente descorazonador leer sobre los españoles que emigraron a Chipre a la búsqueda de una mejoría y sueltan frases tan tristes como “huimos de la crisis, pero parece que ésta nos persigue”.

Estampa aleatoria de políticos españoles bromeando, II

Hablando del enfado de los ciudadanos, hace poco, cierto político, (a cuya línea de declaraciones se sumaría Núñez Feijóo) durante una entrevista instaló una curiosa retórica sobre los “escraches” o intimidación pública de los políticos, a veces quedándose en una protesta verbal en las sedes gubernamentales o de las partidos, pero llegando a las amenazas físicas en sus propios domicilios particulares. Lo que este cargo se preguntó en voz alta fue si las siguientes víctimas de dichas intimidaciones iban a ser los jueces o los periodistas. Entre líneas, y si uno se ofuscaba, se podía leer un “a ver si de tanto meteros con nosotros, los siguientes en recibir una turba enfurecida vais a ser vosotros, machos”.

Pues teniendo en cuenta la imputación de la Infanta Cristina en la trama Nóos, me da que lo mismo a los jueces no, o si recordamos que aquí todo hijo de vecino tiene a alguien que ha estudiado Comunicación Audiovisual o Periodismo y sabe de la precariedad laboral en los medios, a los periodistas, va a ser que tampoco. Eso sí, nunca he visto un ejemplo tan fulminante de una figura publica que, intentando echar balones fuera, se dibujara una diana para los articulistas su propia frente. Buen trabajo.

Tal y como conté en el artículo sobre “La Rebelión de Atlas”, lo que me preocupa son los “escraches” o las turbas enfurecidas en si. Reconozco que, cuando veo a algunos políticos gastarse bromitas en el senado o en el congreso de diputados, me entran ganas de plantarles una buena hostia con la mano abierta en toda la boca (“políticos”, en masculino). Pero eso es porque, con la que esta cayendo, a uno le parece que el derecho a reírse en publico - o incluso en privado - debería suprimirse en la clase política hasta que todos los problemas del país o del mundo se hayan solucionado, y esto es, lógicamente, una pretensión poco realista. Y a mi, como a todo el mundo, me entran ganas de darle una buena hostia – de las que ahorran explicaciones o visten de torero – a mucha gente al cabo del día. Pero no lo hago.

El problema con las turbas enfurecidas, lleven antorchas o no, es que suelen estar dirigidas por imbéciles que arengan a las masas mientras preparan algún tipo de excusa política y al poco montan un partido para aspirar a ese mismo sillón que exigen quemar, luego sentarse en él y cometer los mismo errores. Cuando alguien me dice que la mejor solución para la crisis actual es la violencia y el caos social, las ganas de soltar el manotazo se me quedan dentro por unas micras.

¿Cual es el plan? ¿Transformar la profesión política en una actividad de alto riesgo? ¿Nos ha parecido exagerado el respiro del supuesto fin de ETA, cuyas amenazas – estas sí - se cernían sobre jueces y periodistas? ¿Que los mandatarios se lo piensen antes de firmar una ordenanza o votar una enmienda? Me parece que intentar quemar la casa del alcalde de una pequeña localidad, con sus hijos dentro, no es la clase de “protesta social” que vaya a dirimir nuestra hecatombe económica.

Lo que más nos debería preocupar no es cómo Chipre o el mundo ha llegado a esta situación, sino cómo generar riqueza, y en eso, parece que El Vaticano nos lleva una importante ventaja. Como ustedes ya sabrán, la declaración del pontífice que ocupó la portada del ABC aquel domingo fue “Yo quiero una Iglesia pobre para los pobres”. Claro que sí, campeón, le damos un aplauso y dejamos que se vaya. A intentarlo, quiero decir.
¿Por qué demonios no?

Menos mal que nos queda Portugal...¡ouch!

No hay comentarios:

Publicar un comentario